El silencio nos ayuda a escuchar mejor la música que llevamos dentro.
Quizá no haga falta una fecha en el calendario para amar y sentirse amado, ni un ramo de flores, ni un regalo que acabe en un cajón.
Quizá hoy, mañana y siempre que te apetezca, puedas acercarte a esa persona especial y tararearle su canción al oído.
O comenzar un abrazo que no se acabe hasta que hayas sentido cómo suena su corazón.
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